Despedidas.

  Sé que es un poco tarde, pero ¡feliz año nuevo! Espero y ustedes, estimados lectores tengan un bello 2015, y que sea mucho mejor que el 2014 y los demás años, créanme que ya tenía muchísimas ganas de volver a escribir en este blog que he abandonado un poco (muchísimo tiempo) por razones que seguramente a ti que lees esto te importa un comino. Después de 37 entradas en el 2013, la página cayó a sólo 7 en el año pasado; sin embargo, durante este 2015 prometo muchas entradas para usted que le encanta (o no) visitar y leer lo que se escribe aquí.

  Como sucede cada año, nos empecinamos en hacer propósitos de año nuevo. Bajar de peso, hacer ejercicio, echarle más ganas en la escuela o conseguir pareja son algunas de las cosas que normalmente nos establecemos como metas en el transcurso del año. Todo esto llega porque queremos hacer una revolución en nuestro modo de vivir, cambiar para bien, ser mejores personas, etcétera, etcétera. Lo que no nos ponemos a pensar (y que debería ser una de nuestras principales cosas a evaluar al iniciar cualquier año) es el cambio que da nuestro estilo de vida de un año a otro. Me explico, nuestra vida en 2010, es muy diferente a la que llevamos en 2014, por citar algún ejemplo. ¿Pero esto qué tiene que ver con el título de la entrada? En realidad mucho más del que quizás imaginas. Si nuestro estilo de vida cambia, lo harán también nuestros gustos y hábitos, quizá algunos más notoriamente que otros, pero estos cambios son parte de nuestro crecimiento. El dejar unas cosas por otras es parte de nuestro día a día, incluso más de lo que nosotros pudiéramos pensar.

Ese era yo viendo deportes hace años (sin la cerveza).
  Hace no muchos años, era prácticamente tradición para mí el ver el futbol todos los sábados de 4 a 10 de la noche, o el futbol americano los domingos de 11 AM a 9 PM. Hoy a veces veo uno o dos juegos de estos deportes. Asimismo, cuando tenía entre 7 u 8 años, me la pasaba escribiendo resultados de futbol (algunos reales, otros inventados por mi mente), llenaba libretas enteras de datos futbolísticos, era algo que yo disfrutaba hacer. Todo esto cambió por hacer tareas escolares, leer o escribir en este blog. Nuestros intereses y hábitos cambian, algunos como el anotar partidos en la libreta, simplemente cambian o se actualizan en cosas como analizar los partidos en Twitter, pero otros, como el ver deportes, o ir a pasarla bien todos los fines de semana al lugar que tanto amas, tienen fecha de caducidad, esa misma que la da tu ritmo de vida. Cuando tus objetivos ya sean totalmente distintos a los que tenías hace tiempo, hay ocasiones en las que le tenemos que decir adiós a nuestras más amadas costumbres.

  Aunque estos cambios no son para nada malos. Por ejemplo, yo de vez en cuando miro mis libretas con datos locos (curiosamente, en prácticamente todo lo que escribía quedaba campeón el América, ¡JA!) y comprendo que eso me sirvió como preparación para otras cosas, ese y muchos otros hábitos que tenía hicieron de mi lo que soy ahora, y de eso estoy muy orgulloso, así que te invito a reflexionar sobre lo que haces y lo que harás en unos años. Tu tiempo es lo más valioso que puedes tener, inviértelo haciendo cosas que ames y disfrutes mucho, para que cuando tengas que dejarlas por otras aún mejores (o necesarias) todo haya valido la pena y el tiempo que gastaste en ello te haga sentir orgulloso de lo que hiciste.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Tercera Jornada De Acción Global por Ayotzinapa: Crónica de un estudiante.

El legado de EPA.

Muere siendo un héroe, o vive lo suficiente y sé un villano.