Gracias.
Han
pasado casi 3 años desde que entramos por primera vez a este plantel, y,
sinceramente, la gran mayoría de nosotros éramos unos inmaduros, aún más que
hoy. Ahora estamos a menos de 3 meses de
abandonar la preparatoria, y, con esto, dejar atrás, la etapa más hermosa de
nuestras vidas. A lo largo de nuestro caminar por esta escuela, descubrimos que
‘la mejor preparatoria del estado’ también tenía defectos.
Todo
empezó con una ‘censura injustificada’ de un periódico escolar que mis
compañeros y yo sacamos, donde publicábamos cifras “falsas” acerca de la
cafetería escolar, por lo que se nos dio la orden de cancelar su venta. Todos
los fines de semestre es la misma historia, no podemos ir a hacer un simple
papeleo sino llevamos el uniforme completo, ni siquiera podemos pasar por
calificaciones si nos falta cualquier cosa del uniforme, mientras que los de
“la escuela de en frente” pueden pasar las veces que quieran a sacar copias o
incluso a comprar papas. No podemos encontrar a nadie en las oficinas, porque
absolutamente todos se encuentran desayunando, y si tienes suerte y encuentras
a alguien, es casi seguro que te contestará de mal humor, dada la prepotencia
en prácticamente todos los funcionarios de la escuela. No apoyan a los
estudiantes en concursos y/o proyectos, pero si alguien logra ganar, se
‘cuelgan’ de su triunfo, usándolo para la imagen de la escuela. No podemos
jugar futbol ni aunque tengamos alguna clase libre, no hay ni siquiera un
botiquín con medicinas de uso primario, y no te pueden prestar el teléfono para
una emergencia. En conclusión, los estudiantes no tenemos ni voz ni voto en la
escuela.
En
mi salón desfilaron maestros de todo tipo, desde profesionistas que están muy
bien preparados pero desafortunadamente no tienen ni idea de cómo impartir una
clase, ‘maestros’ que de ello solo tienen el nombre, hasta verdaderos
profesores que verdaderamente se empeñan en su profesión. Específicamente, quiero darle las gracias de
parte de todos mis compañeros a los maestros Francisco Javier Parra Cordero,
Gerardo Langarica Monroy, Jesús Sierra Jimenez, Silvia Ramirez Maciel y Aurea
Mastachi Uriza por preocuparse por enseñarnos su materia, así como interesarse
profundamente en nuestro aprendizaje, así también hago una mención especial a
la maestra Jacqueline Villalobos, por habernos acompañado como nuestra tutora,
y apoyarnos en todo lo que necesitábamos, al igual que agradecemos a la maestra
Imelda Lepe Pérez, por habernos enseñado a unirnos, con lo cual se ganó el
cariño de todos nosotros.
Con
respecto a mi salón, es un caso muy especial, nunca fuimos tan unidos, ni
siquiera organizados, apenas pudimos organizar 5 fiestas en 3 años, además de
que siempre existieron algunos problemas. Pese a ello, había algo que nos
caracterizaba, en los malos momentos de alguien, todos nos apoyábamos, siendo
solidarios en todos los malos momentos, que, a su vez, se convertían en buenos.
En las pocas fiestas que hubo y en el par de viajes que tuvimos, funcionábamos
y éramos un grupo feliz, y, sobre todo, unido.
Pese
a todos los ‘defectos’ que el CETis tiene, de los que espero y se tomen medidas
para corregirse y erradicarse, aquí conocí a grandes personas, de las cuales
algunos se convirtieron en amigos, y todos mis compañeros de aula se
convirtieron en mis hermanos, viéndolos 6 horas al día durante 3 años, y hoy,
nos quedan poco menos de 3 meses para decir adiós, así que esto no es una
despedida aún, por lo que tenemos que disfrutar cada día como si fuese el último
aquí, divertirnos, reírnos durante el poco tiempo que nos queda.
Compañeros,
amigos, no queda más que decirles ‘Felicidades’ porque culminamos con éxito
otra etapa de nuestras vidas, y desearles éxito en cada ámbito en el que se
desempeñen, fue un placer haber vivido todo esto con ustedes. 49 veces gracias.
NOTA: En ningún momento se quiso ofender a nadie, esto es una opinión grupal acerca de la institución, así como un agradecimiento a los maestros mencionados en el discurso. (Copia del discurso en honores.)
NOTA 2: El grupo 6° E no es ningún revoltoso, desordenado y conflictivo, simplemente decimos lo que pensamos, utilizando nuestro derecho a la libre expresión. Gracias por su atención.
Pocos como tu mi amigo
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