Tiempos, tiempo y juventud.

Estoy a unas cuantas horas de cumplir 21 años de vida. Yo, que aún recuerdo cuando jugaba futbol solo en mi patio, o anotaba resultados de partidos en mi libreta que siempre me llevaba a todos lados, estoy a nada de ser legal en los Estados Unidos. La verdad es que la vida se pasa demasiado rápido una vez que cumples 15 años; demasiados cambios empiezan a suceder, tu preparatoria se pasa demasiado rápido y ya tienes 18, entras a la universidad y en un abrir y cerrar de ojos, estás como yo, a un año de salir de la escuela. En este tipo de fechas siempre me pongo en modo filosófico a pensar en muchas cosas, y una de ellas es el tiempo que le invertimos a ciertas cosas.

Casi diario en pláticas con amigos de mi salón, grupo o personas conocidas por otros lugares, sale a la luz el tema del tiempo; ese elemento tan valioso y que hoy en día, a muchas personas nos falta o simplemente, no nos alcanza para hacer nuestras labores diarias. Que si vamos todo el día a la escuela, que si trabajamos, que si esto, que si el otro, siempre hay algo que nos quita o roba tiempo. Por ejemplo, siempre pongo pretexto el tiempo para no escribir y olvidarme de este blog por meses.

El tiempo es lo único que no vuelve en el mundo. Lo que desperdiciamos en la prepa o lo aprovechamos en la universidad, no volverá y ya fue invertido en otras cosas. Y eso no es tan malo como parece. Pese a que hoy en día nos arrepentimos de perder el tiempo en cosas que en algún momento nos divirtieron, o que hoy queremos dedicar nuestro tiempo a otras cosas, si en ese momento disfrutamos hacer esta actividad, u hoy en día nos divertimos al hacerlo, entonces tarde o temprano vale la pena.

Una amiga me dijo que cuál era el apuro de salir de la escuela, yo, al no saber responder dicha pregunta, me puse a pensar en cuantas veces no he disfrutado el presente por estar pensando en lo que viene, y eso, mis queridos amigos, es un error muy grave. En la secundaria queremos ser grandes y hacemos cosas de preparatoria. En la preparatoria nos morimos por entrar a la universidad y en la universidad anhelamos el tiempo que teníamos antes pero también queremos salir para empezar a desempeñarnos laboralmente.

¿Cuantas veces, en lugar de esperar el futuro o añorar el pasado, mejor nos dedicamos a disfrutar el presente? ¿Por qué mejor no vamos día a día disfrutando lo que hacemos, en lugar de extrañarlo cuando otras cosas nos absorban en años? No hay necesidad de querer que todo pase lo más rápido posible, porque créanme, cuando uno aprende a disfrutar día a día todas las cosas que realiza, empiezas a ver la vida de manera distinta.

Además, no nos quedemos en el pasado, ayer tenías 15 años, y en un abrir y cerrar de ojos tienes 17 te enfrentas a grandes decisiones en tu vida. La mejor manera de perderle el miedo a crecer, es perder el miedo a la responsabilidad, el miedo a tomar decisiones. Mientras seamos jóvenes, tenemos un mundo por delante, y por ende, tenemos muchas decisiones que tomar y muchas donde nos vamos a equivocar. Así que no tengamos miedo a entrar a la universidad, a trabajar, a tomar responsabilidades, que todo es parte de crecer, y también es parte de un aprendizaje para hacernos mejores personas. Yo creo que si todos pensamos al menos un poco, no nos gustaría vivir siempre en la inmadurez de los 15, en la incertidumbre de los 17 o en la libertad de los 20's.

En fin, la vida es una serie de ciclos, cuando unos se cierran otros se abren inmediatamente, y la clave está en disfrutar cada ciclo, tomar lo mejor de él e ir madurando y aprendiendo de cada ciclo de vida. Sin querer comernos el mundo ni querer hacer cosas que no correspondan. No hay que tenerle miedo a crecer, ni a mirar al pasado, porque gracias a él somos lo que somos. Disfruten siempre el día a día, que mañana terminarás añorando el ayer.

Posdata:
Después de meses y meses sin tocar el blog, en pleno semestre me ha llegado la inspiración para escribir asiduamente. Si lees esto, ¡muchas gracias por leerme y espero puedas seguir haciéndolo!