Renacimiento de un grande.



 Das el partido por terminado al minuto 20, te vas acostumbrando a las burlas por la derrota ante tu rival odiado, en casa y con un hombre menos, y por si fuera poco, tus ataques son muy predecibles, te sales de las redes sociales para evitar hacer comentarios de ardido, y empiezas a hacer los 'apuntes de un americanista dolido', llega el minuto 88, te ilusionas, y, de pronto, como si estuvieras soñando, se empata el global al 93, y lo demás ya es historia...

El América ayer nos enseñó una lección no solo futbolística, sino también de vida, nos mostró que jamás debemos bajar los brazos a pesar de que todo esté en contra de nosotros, no importa cuantos minutos falten, cuantos jugadores menos o más estén en la cancha, mientras haya tiempo por jugar, hay esperanza. Estoy seguro que ni el mejor guionista de telenovela de Televisa habría imaginado semejante final, con tal emoción que hasta el dueño de dicha televisora mostró su emoción de sobra.

El partido se dividió en tres partes, la primera, que auguraba una final emocionante y peleada, misma parte que culminó con una expulsión justificada para mi punto de vista, a Jesús Molina. La segunda parte se abrió con un golazo de Teófilo Gutierrez, quien ponía las cosas 2-0 a su favor en el global. El partido así estuvo durante alrededor de 50 minutos, con todo a favor para la máquina que se dio el lujo de fallar dos claras de gol, tanto que la tercera fue la vencida, pero no para el azul, sino para el América. Entre el ‘Chaco’ y ‘Teo’ perdonaron una jugada increíble, y le dieron vida a algo que ya no tenía, el conjunto dirigido por Miguel Herrera se fue desesperadamente al ataque, sin idea, sin variantes, prácticamente vencido, pero luchando hasta el final con algo que hace años no veíamos en las águilas: Corazón.

La tercera parte del partido detonó una de las finales más emocionantes de la historia del futbol mexicano. Mosquera le dio esperanza al equipo azul-crema al 88’, todo parecía indicar que tendríamos un final dramático, cuando de repente, en un tiro de esquina al minuto 93, Moy Muñoz sube a rematar, se cobra el mismo, y dos segundos después él cabeceaba el balón hacia las redes con un pequeño desvío, ese gol en el que estoy seguro llevaba el nombre no sólo del arquero americanista, sino de los 11 que estaban jugando, de Miguel Herrera, de todo el cuerpo técnico y directivos, pero sobre todo, de las 70 000 almas que corearon el gol en el azteca, y de los casi 30 millones de aficionados que gritaron con todas las fuerzas del mundo el gol del empate global. La gente que se había salido para evitar aglomeraciones corría de regreso al estadio con lágrimas en los ojos, el equipo entero corrió a abrazar a Moy, Miguel Herrera festejaba el gol con una pasión tremenda y los americanistas que vieron  ese gol épico por televisión ni se diga, todo fue mágico.

Los tiempos extra fueron una calca de los últimos minutos, Cruz Azul parecía que jugaba con uno o hasta dos hombres menos, América estaba motivado, tanto que no se coronó en los mismos gracias a la figura de ‘Chuy’ Corona, con eso llegarían a los penales, pero, ¿qué jugador de Cruz Azul tendría el estado psicológico bueno para patear un penal? La respuesta fue clara, prácticamente nadie, Javier Orozco tiró primero y falló, Alejandro Castro, mismo que desvió hacia la portería el gol de Muñoz, se resbaló cuando apuntaba y su disparo salió desviado, mientras que por parte de América, Raúl Jiménez y ‘Chucho’ Benítez convertían. El último penal lo cobraría el personaje más peculiar del cuadro americanista, Miguel Layún, el jugador más atacado por sus desafortunadas actuaciones en otros compromisos, tenía la oportunidad de hacer campeón a su equipo. Agarró distancia, corrió hacia el balón, tiró con decisión, pero con poca precisión, sin embargo, entró.


El América es 11 veces campeón del futbol mexicano, con esto demostramos que la vida da segundas oportunidades para jugadores como Moisés Muñoz, quien estuvo al borde de la muerte un año atrás, Miguel Layún por lo antes comentado, Aquivaldo Mosquera por su penal fallado en la Copa MX, entre otros. Así también jugadores como Diego Reyes y Christian Benítez se despiden por la puerta grande, y a donde quiera que vayan los americanistas les deseamos la mejor de las suertes, dado que aquí su triunfo ya está hecho. Este título no solo le viene bien a las águilas, sino también a sus opositores, porque renace ese odio hacia un equipo grande, renace ese espíritu de ganadores que hizo al América un equipo fabuloso de los 80’s, renace la pasión de la mano de un D.T. como Miguel Herrera, o de su dueño Emilio Azcárraga Jean. El día de hoy, renace el verdadero americanismo.

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